...QUE DEL CARRER ERES L'AMA

No recuerdo en que día de principios de 1981 comencé a ser Fallera Major.
Yo nunca me había planteado ese honor porque con participar en la fiesta ya me sentía mas que satisfecha.Esas cosas eran para gente de poderío económico ,de fanfarrias y boatos, y yo no me imaginaba en esa tesitura, porque era algo "rara" pero bueno, las cosas son como son y de rebote me vi en ese asunto.
La sobrecarga de información de ese año (y que han pasado 30, para que engañarnos?) hace que muchas fechas se me hayan borrado de la memoria y no tengo ganas de rebuscar en el baúl donde guardo todas esas historias , pero Febrero siempre es antes de Marzo, y Fallas son en San José.
El 23 -F yo estaba en el trabajo, y esperando con ilusión a ver como se sentía una adolescente siendo el centro de atención, aunque fuese solo por un año. Ilusión no significa lo mismo en todos los idiomas, aquí esperamos con ilusión algo que se va a cumplir, para los portugueses una ilusión es una mentira, quizás sea el articulo lo que determina la concretización,"Una o La" . (Espero que nada tenga que ver con el 1st o 2nd conditional, esa cosa horrible que se me atraviesa como una magdalena en medio de la garganta..)

Bien, al asunto. Esa tarde estaba en la tienda mirando un muestrario de géneros de punto, de una fábrica de Sabadell, como no podía ser de otro modo. Juan, el viajante ( antes se llamaba así, ahora seguro que es un sales manager o cosa peor) era un señor de unos 35 años, educado y catalán hasta las trancas, que primorosamente plegaba y desplegaba sweters y chaquetitas confecciondas de forma tan exquisita que no habia un punto fuera de su lugar, nada que ver con los desgarbados jerseys de inditex, torcidos y de mala calidad aunque mucho mas baratos de lo que entonces costaban los de Sabadell. La radio daba la votación para la investidura de Calvo-Sotelo. Verdes y tonos tierra eran las tendencias para el próximo invierno , aunque nunca debe faltar un azul marino para fondo de armario de señora que se precie de ser elegante y clásica.
Algo raro sucedía pero no acertábamos a entender el qué, la largura de las mangas: trescuartos o hasta la muñeca, era mas importante que la aburrida sesión en el congreso de los diputados.
El teléfono sonó y prestamos atención a la vieja radio color imitación roble , la cara de Juan fue tomando la tonalidad de los últimos jerseys desplegados sobre el mostrador: beiges, tendencia a tierras claros .
- Ho sento, he de marxar, tinc que tornar a Sabadell -
- no será res home!
- pot ser, però no m'agrada el que está pasant, tinc la familia, vosté sap?
Las mangas se escondieron en las maletas cruzándose en posturas imposibles y el hombre salió jurando en catalán o en hebreo, no recuerdo.
Terminé, como siempre a las 20, 30 y fui al Acuario, único cuartelgeneral al que acudíamos a surtirnos de birras , frankfurts y ducados , a ver como seguian los acontecimientos. Armando, el dueño, era italiano y sabia cantar Faccetta Nera, por tanto algo sabría de golpes e invasiones. No se si por curiosidad o por alguna avería de la Bultaco, fuimos a pié y en la calle no había un alma. La mamá no me dejaba salir, obviamente no la obedecí pero prometí ( los "rojos" no aceptaban juramentos) volver antes del toque de queda o sea antes de las 22 h. Esto no es broma, ni era en la antigua Yugoslavia, era aquí, España y en democracia .
Algunos de mis amigos estaban haciendo la mili, mi hermano no se si ya había ido o estaba a punto, otros estaban recién licenciados , alguno de permiso, y queríamos saber como había reaccionado el ejercito. Mal : los de Madrid acuartelados, los recién licenciados de Zaragoza habían sido llamados, por cierto, no se como se dieron tanta prisa sino exisitian moviles ni e-mail. Una amiga que estudiaba en Valencia estaba en el cine y la echaron en mitad de la película, una vez en la calle pudo ver los Cañones de Navarone en directo. Berlanga no estaba dirigiendo, era la realidad.
Después de torear los gritos justificados de mi madre, de ver al Rey en la TV (lo recuerdo en blanco negro) y sopechando que aquello podía ser el fin, no solo de mi ilusión, si no de las ilusiones de todo un país, me fui a dormir y todo se arregló.
Las maletas de Juan, con las novedades en punto para la nueva temporada otoño-invierno volvieron a su orden y el siguió hablando en català, otras maletas, hechas también con prisa y preocupación continuaron algún día mas preparadas debajo de las camas a punto para huir a Francia.
Mi traje de valenciana, iba a ser con hilos dorados y el fondo de color marfil, pero no quedaba suficiente tela y al final fue azul marino.
Sigue siendo precioso aunque los años lo han hecho un poco estrecho, cuando lo miro me recuerda un año que pudo ser trágico y fue especial .

Fuimos felices, y cociné muchas perdices.

FIN