LA IMPORTANCIA DEL DOBLADILLO

Mohamed lleva los pantalones muy cortos. Al principio este pequeño detalle me causaba un poco de pena , le da un aire de inseguridad inexplicable que me produce desasosiego. Ignoro porque los lleva así, a veces conjeturo si será para conducir mejor y que no se le enganche el dobladillo en el acelerador o el freno? o para que no se le asomen cuando viste chilaba? Será que no se sabe coger unos alfileres para acortar las orillas? No sé .
Invariablemente y sea cual sea el color de sus pantalones, nunca llegan hasta el suelo , ni siquiera llegan a taparle el tobillo y por encima de las botas se le alcanza a ver un trozo de calcetín.

Vive aquí desde hace mas de 20 años, llegó siendo un adolescente en compañía de su padre y su tío y fueron de los primeros marroquíes que emigraron en busca de mejores condiciones de vida , o sea: dinero. Todos los miraban raro .Me contó que cuando alguno de ellos iba a su país llevaba noticias de los familiares de todos los que estaban por aquí. Luego traían los recados para todos, No había móviles , locutorios, ni oficinas de integración. Y no era tan común "bajarse al moro" como ahora , que siempre estamos yendo y viniendo.
Bizquea un poco de un ojo , lo que hace que cuando te habla nunca adivines si esta avergonzado o recelando de lo que esta en el otro lado. Lleva una barba, sin bigote, bastante larga que deja crecer en el Ramadán y le da un aire muy religioso. Como si fuese un Iman, pero sus pantalones demasiado cortos y la cazadora de piel negra tambien demasiado cortita quitan a su figura algo de sobriedad.

A diferencia de otros magrebíes que conozco tiene los dientes blanquísimos, quizás sea porque es de la montaña, de la ciudad santa de Chefchaouen, el paraíso del حشيش, aunque el no tiene aspecto de haber fumado un porro ni haber bebido alcohol en su vida.
Se casó ,y trajo a su mujer y sus hijos, no recuerdo si ya son tlata o arbaa, pero no aguantaron aquí demasiado tiempo y volvieron a Tánger ,allí viven, él los echa mucho de menos, tanto que no soporta estar mas de dos semanas sin verlos y tímida y educadamente me pide : por favor puedo ir este fin de semana a casa? Dios , Alá y los demás que me conocen saben perfectamente que es lo que voy a hacer, buscar mil estratagemas y excusas para enviarlo dos veces al mes cerca de Algeciras, desde donde coge primero un taxi hasta el puerto , luego el bus a Tarifa y de allí el ferry hasta su casa.
A veces ha de llevar los niños a Málaga , al médico, para vacunarse, o para comprarles material escolar o medicamentos . O simplemente dice: hace 18 días que no los veo, y mira con un ojo a mi y con el otro a no se donde, los dos muy brillantes. Y como negarse? Yo no puedo.

Hablamos de Marruecos muchas veces, el nunca ha salido del Norte y escucha entusiasmado cuando le explico lo magnifico que es el sur, me ha dicho que tiene ganas de llevar allí a su mujer para conocer Marrakech y las dunas en la frontera con Argelia.

Nunca hablamos de religión , con otros musulmanes si he tenido algunas conversaciones , con el tengo un poco de vergüenza de hablar de eso , creo que son los pantalones cortos o el ojo que mira torcido. Pero si hablamos de comidas, de celebraciones y de dulces, me trajo una caja llena de pasteles pequeñitos deliciosos, hechos con almendras ,higos, fresas y miel .
También bromeamos sobre la catastrófica manera de conducir de ellos, o sobre lo poco acostumbrados que están a tener autopistas o carreteras rápidas. Las utilizan como si fuesen un camino de cabras, los niños juegan en los arcenes , incluso dejan que sus ganados se coman las hierbas de las cunetas, por eso los atropellan o tienen muchos accidentes.

El sonríe con paciencia . Quiere recoger algo mas de dinero y volver definitivamente allí.
No me da la sensación de intentar reconquistar taifas perdidas, acabar con el imperialismo, ni darse de palmadas en el pecho gritando no se que , solo veo un chico que echa de menos a la gente y al país que ama.
Y a su mujer..... imagino que entre otras cosas mas importantes para que le cosa primorosamente las orillas de sus pantalones a la justa medida y solo asomen las puntas de les babouches.

Yo , a pesar de todo, me niego a vivir en un estado de desconfianza .